No, yo lo ví; Ícaro se cayó, absorto con tanta belleza, al otro lado del mundo, en Santiago de Chile ante el Museo de Bellas Artes, cuando intentaba rozar las cumbres de los cerros andinos.
Y no me extraña, porque la belleza de los paisajes de este país es tal, que solo quieres acercarte a esos lugares para tocar y ver con tus propios ojos tantas maravillas: el desierto de Atacama con su peculiar paisaje, la región de los Lagos y Volcanes con sus bosques de lengas o araucarias, la Patagonia y su hermosa e inmensa soledad...
En fin, un maravilloso lugar en el fin del mundo.
REBECA MATTE, Unidos en la Gloria y en la Muerte (Ícaro y Dédalo), 1922, Bronce, Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago de Chile.
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